25/1/11

mi alacena…


Algunas veces, he creído que la alacena de mi casa está más vacía que llena, y es que no es novedad, quizá es que mucho de lo que no tengo se remonta a mi alacena… No es que no tenga a mi consideración una vida vacía, si no que… creo que no como lo suficiente para mantener mi peso, o quizá no me doy el suficiente sol, porque me lastima los ojos, o no me gusta broncearme, pero hago lo que me gusta; me siento bien con lo que llego a tener y no es tan fácil sonreír con aquellas personas que no se merecen mi sonrisa; pero no puedo decir por eso, que son una persona fácil, me gusta lo difícil, tener retos y superarme, poner a prueba mi creatividad, haciendo cosas que creo que otros no hacen, sintiéndome único; caminando a grandes pasos, por la estatura que tengo, divirtiéndome con lo que hago, y pensando más de lo que hablo.
Quizá para tí parezca que no observo demasiado, pero la verdad es que sí, observo más de la cuenta, y me percato de lo que pasa a mi alrededor, conozco lo que sucede, y me seduce lo que no llego a conocer hasta cierto punto, sobrellevo mis problemas, como mi alacena vacía; que de poco en poco se llena, para después quedarse de nuevo vacía.
Y es que al parecer hay un cierto afán en eso de que mi alacena esté vacía, de vez en cuando se llena, y no precisamente es de alimentos, muchas veces es de otras cosas, que llego a ocupar en mi vida diaria, quizá entonces quiera decir que mi alacena, es mi corazón… guardo y saco personas que no valen la pena, pero siempre por alguna extraña razón quedan secuelas de que hubo su paso por mi alacena, no es que las guarde, o que de alguna u otra forma yo las encierre, si no más bien, es como el queso, que se añeja, y entre más pasa el tiempo, más vale… y más vale para mi…
Mi alacena aún está en reparación, y en construcción, constantemente, y es que así como se llena, así se vacía…

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